Leer Del natural. Cuaderno de trabajo de Gustavo Fontán es, ante todo, encontrarse en la cercanía con los trazos y notas del autor sobre  lo que ve y sus interrogantes. Recorrer sus páginas es abrirse al mundo dispuesto para la mirada, ese mundo inagotable  que Fontan registra con la cámara y apunta con las palabras.  

Lo que en Maraña hacía parte de sus reflexiones sobre el ver y hacer cine   la mirada extrañada, aquella que mira todo por primera vez y procura capturar la experiencia en un estado de disponibilidad permanente, cobra aquí cierta dimensión objetual.  La narratividad de la materia, una idea impresa en el gesto de juntar y secar hojas y flores para conservarlas entre sus notas.

Lo orgánico acontece.Hay que saber ver y escuchar sus caprichos, “ver la vida en sus desplazamientos”. Para el ojo y la cámara, las naturalezas devenidas imágenes, formas y colores, guardan la ocasión de indagar  su mutabilidad y, al mismo tiempo, detenerla, volverla a mirar. La “infinita riqueza” radica entonces en atesorar el transcurrir.

“Jardín de piedra”, “Luz de agua”, “Del natural” y “Árboles y pájaros” componen la serie de películas que Fontán realizó durante la pandemia, empeñado en registrar el territorio que tenía frente a sí, los techos,  los muros, los árboles que lo rodeaban. Todas ellas están atravesadas por la insistencia en sostener la mirada y la pregunta por lo que sucede en la espera, en los intervalos, con el paso del tiempo. 

Escenografías de luces y sombras, horas del día, estaciones del año; las fuerzas del viento y sus direcciones en pugna; partituras de agua y de  lluvia, historias que cantan los pájaros.

Que lo que pase surja de la propia materialidad del relato

Del natural se observa aquello que se despliega ante nuestros ojos, también en la inmediatez, en la espontaneidad. La espera y la irrupción son así dos formas de habitar,  “excesos de presencias”. Las páginas de esta edición recuperan ese registro observacional, atento a lo que fluye, muta, se desplaza y resiste en el estar. 

Luciana Gandolfo

Imagen: Victoria Van Quekelberge

Buenos Aires, noviembre 2022