Plagio y Vandalismo II
Falsear, robar, mentir, destrozar. No hay moral en el arte. Aunque hay un arte moral. Como una critica e historiografía del arte moral, incluso la pretendida amoral. Destrozar, falsear pues como retórica del hacer, del narrar, del teorizar más por acumulación que por sistemática académica forma.
Plagio y Vandalismo, proyecto de Sebastián Linardo, es esa apuesta. La de una ética burlesca que funde las condiciones de emergencia de un arte que surja de los restos, de lo que queda, una vez que la máquina legitimadora hizo su trabajo, y se aleja con cielo celeste y cuervos revoloteando.
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El 10 de marzo de 1914 Mary Richardson tajeó la pintura La venus del espejo con un cuchillo de cocina y la cortó cinco veces.
Richardson formaba parte del movimiento sufragista inglés que luchaba por la igualdad electoral entre mujeres y hombres y el acto de vandalismo fue realizado con el fin de visibilizar la detención y el encarcelamiento de Emmeline Pankhurst, lideresa del movimiento sufragista.
Los primeros grupos de mujeres que lucharon por conseguir el sufragio femenino se iniciaron en el Reino unido en 1877. En un principio, las acciones para lograrlo eran pacificas. Buscaban convencer con argumentos sobre la necesidad de compartir derechos. Como era de esperar, los hombres más poderosos se negaron a ceder en sus prerrogativas. Cansada, en 1903, Emmeline Pankhurst fundó la Unión social y política de las mujeres (WSPU) que apeló a la acción directa para lograr sus objetivos. Esta acción directa consistía en ejecutar actos de sabotaje y atentados que causaron conmoción en muchas ciudades de aquel país. Tenían como lema la frase Deeds, not words cuya traducción ha llegado hasta nuestra época como Hechos, no palabras y se ha usado muchísimo en todo tipo de discursos.
La venus del espejo es una pintura de Diego Velázquez que fue producida por encargo de un noble español a fin del Siglo XVII. Después de pasar por varios propietarios, fue comprada por el Estado inglés que la exhibe desde 1906 en la National gallery de Londres. En la obra vemos una representación de la diosa Venus desnuda de espaldas al público, acostada en una cama, extendiendo de manera horizontal todo su cuerpo a lo largo del cuadro, mirándose en un espejo que le sostiene Cupido, también en la cama, arrodillado. En el centro de la pintura está el culo de la diosa y, en el centro, pero más arriba, ese espejo. Vemos el reflejo de su cara borroneado, en uno de esos juegos de mostrar y ocultar tan comunes en las obras de Velázquez y de otros pintores de esa misma época en los que los espejos ofrecen múltiples puntos de vista a quien mira el cuadro.
Interpretados de varias maneras pero ninguna exacta, en la imagen hay muchos símbolos cuyo significado se ha olvidado, como el lazo rosa enroscado entre las manos de Cupido o el espejo.
Se encadenaron a barandillas, tiraban a la basura las cartas del correo, rompieron ventanas a ladrillazos y cortaron cables telegráficos. Después, pusieron bombas de fabricación casera e incendiaron iglesias. Además, atacaron espacios de sociabilización estrictamente masculina como hipódromos, campos de golf y canchas de cricket. Las sufragistas asociaron al Estado con lo masculino y buscaron destruirlo.
En los diarios se habló́ con alarma del terrorismo sufragista. En 1912 pusieron una bomba en un teatro. Al año siguiente, la sufragista Emily Davison murió́ arrollada por un caballo durante una carrera mientras intentaba colgar una bandera de protesta en el cuello del animal. Al día siguiente, sus compañeras, prendieron fuego una tribuna del hipódromo de Londres.
Como en otras obras del Velázquez maduro, la figura se difumina en sus contornos. Este efecto hace que todo parezca fuera de foco y en movimiento. En movimiento la figura, pero, también, la pintura, como si se siguiese ejecutando sin nunca terminarse.
Por la posición de la venus, acostada y relajada, mostrándose como lo hacen las modelos cuando posan, probablemente, la pintura haya sido ejecutada del natural. No hay la posición extraña de la figura del cuadro de Rubens cuando pinta el mismo tema o la del cuadro de David en la pintura que Venus desarma a Marte aunque, en ese caso, el cuerpo está en la misma posición que en el cuadro de Velázquez pero invertido como en un espejo. No hay indicios de que David haya visto la obra de Velázquez, ya que esta fue bastante escondida como sucedía con los encargos de mujeres desnudas pero, quizás, estos dos pintores se inspiraron en una misma imagen anterior.
Entre 1905 y 1913 se produjeron 1100 encarcelamientos de mujeres por protestar. Cada detenida se declaraba en huelga de hambre como una manera de prolongar la protesta más allá́ de la detención. La primera sufragista presa en huelga de hambre fue Marion Wallace Dunlop, detenida por hacer una pintada en la Casa de los comunes, una institución estatal en la capital. Estuvo sin comer durante 91 horas hasta que fue liberada por miedo a que se muriese. Con la ayuda de la medicina, las autoridades encontraron un método para romper con las huelgas de hambre que llamaron alimentación forzada. Este tratamiento consistía en introducir un tubo por la boca o una cánula por la nariz de la prisionera que permitía pasar comida directamente hasta el estómago. Cada una de estas sesiones de alimentación forzada eran muy dolorosas y dejaban lesiones graves. En una ocasión, una sufragista fue obligada a comer 232 veces en un mismo día.
La venus del espejo se hizo más conocida en el Siglo XIX cuando se relajaron ciertas disposiciones morales que obligaban a ocultar este tipo de pinturas de desnudos femeninos sin idealizaciones que se parecían demasiado a mujeres reales. En ese momento fue cuando Eduard Manet, que era un gran admirador de Velázquez, repitió́ algunos elementos visuales en su cuadro Olimpia que también resultó un escándalo.
A diferencia de Las meninas, que es una escena en un gran salón con una perspectiva central, el espacio en el que Velázquez ubica a su venus parece más plano, todo está pegado. Las formas aparecen juntas y superpuestas de manera sucesiva desde lo más lejano a lo que vemos más cerca: la cortina roja, Cupido y el espejo, Venus y las sábanas de adelante. La imagen está como quebrada, con las formas dispuestas en diagonal: la cortina roja de derecha a izquierda, las piernas de Cupido y la posición de su torso inclinado y paralelo al marco del espejo, la cara y la parte del brazo del reflejo en el espejo, el cuerpo desnudo acostado y las sábanas siguiendo la forma del cuerpo de la venus. Un recurso que, como los contornos difuminados, evitan todo estatismo y producen una sensación de realismo que, tratándose de una mujer desnuda y de espalda, coloca a la persona que mira la obra en una actitud voyerista y de dominación.
En las manifestaciones callejeras la vestimenta era un tema central. Desde la prensa se había construido, con el fin de estigmatizarlas, un estereotipo de las sufragistas como personas viciosas, desalineadas, sucias y poco femeninas. Entonces, las mujeres empezaron a usar las ropas más elegantes para salir a protestar, a vestirse de manera exagerada de mujeres. Esta reproducción del tipo de femineidad aceptada siguiendo la moda de la época no era solo una manera de lograr una buena impresión para sumar adhesiones a la causa, también era una manera de visibilizar y desmontar los mandatos de apariencia a los que las mujeres eran sometidas. En un afiche a una convocatoria a una manifestación, además de pedir concurrir con prendas elegantes se pedía que se usaran los colores blanco, verde y violeta, los colores del movimiento sufragista. Si cada individuo hiciera su parte, estos colores se convertirían en la moda reinante. Y, por extraño que parezca, nada ayudaría tanto a popularizar a la WSPU, pensaban.
Cuando Mary Richardson le dio el primer cuchillazo a la pintura de Velázquez, el guardia de sala se resbaló con el piso encerado intentando correr hacia la pintura para defenderla. Esta demora le dio más tiempo a Richardson para seguir acuchillando a la pintura.
Cuando fue detenida y antes de ser encarcelada, Mary Richardson tuvo que declarar ante los periodistas. Dijo que intentó destrozar la pintura de la mujer más bella del pasado mitológico como protesta contra el gobierno inglés que estaba destrozando a la persona más bella de la historia moderna, la detenida lideresa del movimiento sufragista Emmeline Pankhurst. La justicia puede ser un elemento que proceda con tanta belleza como el color y la línea en el lienzo. Pankhurst tan solo busca justicia para las mujeres y está siendo lentamente asesinada por unos políticos iscariotes. Las personas se indignan por el ataque a una mera representación de la belleza física, pero no del trato del gobierno a Pankhurst, una verdadera encarnación de la belleza moral. Podés recuperar una imagen pero no podés recuperar una vida y el alto valor monetario de la pintura se compara con el alto valor de la señora Pankhurst, dijo Richardson.
Sin embargo, este acto de vandalismo fue interpretado por la prensa en un sentido inverso al que le dio su autora. Más que un ataque a una representación de un cuerpo se lo consideró un ataque a una persona real. Suspendida la idea de representación, la venus fue considerada una víctima. Se describieron los cortes en la tela como heridas crueles y se habló́ de un ataque por la espalda.
Después del acto vandálico de Mary Richardson contra la obra de Velázquez era tal el clima de agitación que todos los museos del Reino unido cerraron por dos semanas.
Aunque scrolleo todo el día Art viewer, no puedo darme cuenta a qué artista se le está copiando ahora.